miércoles, 22 de julio de 2015

Mi gato me controla


¿Te imaginas que un parásito capaz de alterar tu neuroquímica y manipular tu comportamiento habite en tu cerebro? Pues bien, existe uno que puede incluso causar psicosis y más de 4 billones de personas están infectadas sin saberlo.

Seguro que has oído hablar de él. El microbio en cuestión es el Toxoplasma gondii, un protozoo unicelular que afecta a un gran número de pájaros y mamíferos pero que se reproduce solamente en un tipo de ellos: los gatos.


Excepto para las mujeres embarazadas y las personas con desórdenes inmunológicos, que tienen un riesgo mayor, lo peor que podríamos esperar la mayoría de nosotros sería un poco de fiebre. Pero pronto este parásito empieza a formar quistes, mayormente en el cerebro, estando inactivo durante décadas sin hacer aparentemente nada.

Aunque la única prueba de su presencia en humanos sería la aparición de anticuerpos específicos en la sangre, se sabe que este parásito afecta a la mente y al comportamiento en algunos animales. En los años 90, Joanne Webster, investigadora del Imperial College London, Uk, descubrió que los roedores infectados eran más activos y menos temerosos, lo que incrementaba notablemente la probabilidad de ser cazados por gatos.

Supuestamente, este parásito no podía empujar a los humanos a tener un comportamiento similar al presenciado en los ratones. Pero estábamos equivocados. Jaroslav Flegr, biólogo en Charles University i Prague, Czech Republic, demostró que las personas infectadas son más propensas a no respetar las normas o a ser excesivamente desconfiadas o celosas que las no lo estaban.
Otro experimento realizado posteriormente, relacionaba al parásito con los accidentes de tráfico. El resultado confirmó la sospecha y generó una nueva duda: ¿es el Toxoplasma más dañino en humanos de lo que imaginábamos?

Webster siguió estudiando los cambios de comportamiento en roedores y descubrió que, además, las ratas se sentían atraídas por el olor de la orina de los gatos mientras que seguían sintiendo aversión por la orina de otros animales. Por tanto, a partir de ello se relacionaron los cambios en la personalidad como un síntoma común de la enfermedad.

Pero, ¿cómo afecta este parásito en el cerebro de los mamíferos? Investigadores de University of Leeds, UK, descubrieron que portaba dos genes de tirosina hidroxilasa, una enzima que produce un precursor de la dopamina. La cuestión es que en el cerebro de un mamífero, este neurotransmisor juega un papel clave en la motivación, la capacidad cognitiva, el placer o el miedo.

Debido a la importancia de la dopamina, se ha empezado a relacionar la toxoplasmosis con la esquizofrenia. Algunos investigadores se han atrevido a aventurar que un tercio de los casos de esquizofrenia no serían genéticos, sino causados por el parásito.


Pero el estudio del Toxoplasma también nos puede ser útil. Un minucioso estudio de los mecanismos desarrollados para manipular el comportamiento puede ofrecer a los neurocientíficos algunas pistas acerca de cómo tratar enfermedades y adicciones. Después de todo, la presencia de un miedo excesivo es la característica de muchos problemas como las fobias o la ansiedad social. Es posible que algún día seamos capaces de manipular a los manipuladores.

Este artículo apareció en la revista New Scientists
Ha sido traducido y adaptado por EXOPOL

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