jueves, 5 de noviembre de 2015

¿Te imaginas tomar medicamentos constantemente dentro de tu cuerpo?




El problema con la mayoría de los medicamentos es que sus beneficios no suelen durar demasiado. Los químicos son liberados, hacen su papel y son rápidamente expulsados. Para los dolores graves, los tratamientos temporales pueden funcionar bien, pero para las enfermedades crónicas no es suficiente. Durante muchos meses y años, la gente tiene que estar pendiente de tomarse los medicamentos a tiempo, medir bien las dosis y no olvidarse de tomar todas las pastillas.


La situación se empeora si se junta con una quimioterapia al entrar químicos tóxicos en tu cuerpo. Estos tratamientos requieren visitas regulares al hospital y nuevas sesiones para frenar lo máximo posible el impacto de las células cancerígenas, y en muchas ocasiones es necesario liberar cantidades que causan un daño colateral en la salud del paciente.

Por todas estas razones, las técnicas que incrementen el tiempo de acción de los medicamentos en el cuerpo será un importante avance.

La solución en un parche 


Una forma de conseguirlo sería la combinación de las píldoras con las inyecciones. El resultado sería un “parche de microagujas”, una pequeña tira que se adhiere a la piel impregnado de medicamento. De esta forma, el tratamiento iría entrando en el cuerpo lentamente.

Estos parches pueden ser efectivos, pero están restringidos a medicamentos como la insulina, es decir, aquellos que pueden ser repartidos por todo el cuerpo aunque entren únicamente por un reducido espacio de la piel. Sin embargo, Giovanni Traverso, gastroenterólogo de la Harvard Medical School, estima que la tecnología de los parches de microagujas podría extender su capacidad si se fuera capaz de aplicar en el intestino, el cual, rico en vasos sanguíneos, generaría una mayor absorción y una más rápida difusión.

Giovanni Traverso y su equipo han comenzado a preparar microagujas que contengan insulina para probar su eficacia en el intestino de los cerdos. Para ello, las introducirían en cápsulas y una vez alojadas en el estómago medirían cuánto tiempo tardarían en actuar. Según anunciaron en Journal of Pharmaceutical Sciences en Septiembre del 2014, la administración de insulina por esta vía actuaría más rápidamente que las inyecciones cutáneas ordinarias y no causarían ningún daño. Los investigadores están ahora desarrollando una nueva generación de estas microagujas para producir una extensa variedad de medicamentos que se puedan suministrar por esta vía.

Como parte de este trabajo, el Doctor Traverso y su equipo han desarrollado también un material que puede ayudar a liberar estos aparatos dentro del intestino y evitar que sean destruidos por los ácidos estomacales. Este material estaría compuesto por un nuevo polímero similar a la goma viscoso y elástico a la vez. Gracias a estas dos características, se volvería sólido en un ambiente muy ácido pero se haría pedazos en uno más neutro. Podría utilizarse como cobertura de las microagujas, la cual haría que llegasen al intestino y, una vez ahí, liberar el medicamento al menos una semana antes de romperse y pasar sin daño alguno al resto del cuerpo, según informó el equipo en Nature Materials en Julio.

El otro gran avance, el hidrogel 


 Un material distinto, conocido como hidrogel, también promete como recubrimiento. El hidrogel también se puede moldear para que sea resistente en un tipo de ambiente y soluble en el otro, pero ambos tendrían la habilidad de curarse en caso de daño exterior.

Eric Appel y Robert Langer, del Koch Institute for Integrative Cancer Research en Cambridge, Massachusetts, han trabajado con un equipo de investigadores para ver si ellos podrían crear un hidrogel que sufriese menos daño al pasar por una aguja y, si sufriese algún daño, pudiera curarse a sí mismo más rápidamente. Con sus investigaciones, han descubierto que combinando un derivado de hidroxipropil metil celulosa, un polímero inerte usado desde hace mucho tiempo en la medicina como lubricante, con partículas de poliestireno, crearía un hidrogel realmente adaptable. La cadena del polímero de la metil celulosa y las nanopartículas interactuarían con otro que haría que tuviera una composición relajada ante la presión para alojar el hidrogel para que fluyese fácilmente cuando fuera empujada a través de la aguja, pero que tuviese una composición sólida en segundos cuando se enfrentase ante una menor presión. Esto convertiría al hidrogel en una perfecta cápsula del medicamento una vez se encontrase dentro del cuerpo.

Según informaron los investigadores a Nature Communications en Febrero, el hidrogel sería perfectamente capaz de portar químicos y filtrarlos alrededor del tejido. Como los bordes del hidrogel son erosionados gradualmente al entrar en contacto con el agua dentro del cuerpo, los doctores Appel y Langer sugirieron que esa característica puede usarse para liberar múltiples medicinas en diferentes cantidades durante meses e incluso años. Aun queda mucha investigación para saber con qué medicamentos debería utilizarse, pero los primeros candidatos son principalmente los inhibidores VEGF, que luchan contra la degeneración macular en los ojos, y el Risperdal, que ayuda a tratar la esquizofrenia.

Otra aproximación al desarrollo de estos medicamentos de larga duración sería el uso de pequeños tubos. Las pacientes de cáncer de ovarios tienen que recurrir normalmente a la aplicación de químicos tóxicos en partes de su abdomen, lo cual genera una oportunidad a aumentar el número de células cancerígenas que las que matan. Esto también ocurre durante el tratamiento del cáncer de vejiga, en el cual ésta se llena de productos químicos agresivos, lo que hace que los pacientes eviten ir al baño como sea posible.

Este suministro de medicamentos puede ayudar en estos casos también. Un ejemplo está siendo desarrollado por Heejin Lee en el Massachusetts Institute of Technology y por Michael Cima en el Koch Institute for Integrative Cancer Research. En este caso utilizan un delicado dispositivo intrauterino de silicona lleno de medicamento y lo insertan sin necesidad de cirugía usando un citoscopio que pasa a través de la uretra hasta la vejiga. Cuando lo testaron en conejas se dieron cuenta de que el medicamento se filtraba gradualmente mediante osmosis, lentamente forzado a salir a través de un orificio del tubo que había sido perforado con láser. El equipo ha puesto en marcha una nueva empresa llamada TARIS Biomedical para desarrollar el dispositivo para su uso clínico.

El doctor Cima está también trabajando junto a Michael Birrer y Marcela del Carmen, ambos oncólogos del Massachusetts General Hospital en Boston, para encontrar una tecnología similar que pueda ser utilizada para tratar el cáncer de ovarios. Aunque su aplicación requeriría una cirugía laparoscópica para poner el dispositivo en su lugar, conseguiría evitar algunas sesiones de quimioterapia intensa de las que se llevan a cabo actualmente.

Como muchas otras tecnologías, los dispositivos que se están desarrollando para el suministro gradual de medicamentos necesitan una mayor investigación y ser probados antes de ser usados extensivamente. Las cápsulas de las microagujas y los hidrogeles, de momento, podrán ser testados en humanos dentro de cuatro o cinco años. El dispositivo para tratar el cáncer de vejiga, sin embargo, ya está pasando las pruebas clínicas.

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